Déjame ser el alma que se pierde en los pliegues de tu mirada;
Déjame ser la sombra que se escurre en las curvas de tu mano morena;
Déjame ser el abrazo tibio de la brisa de una noche veraniega,
Déjame estar a tu lado, porque el tiempo que de tus manos vuela.
No, no importa lo larga que sea la noche, la tristeza, la tortura o la condena.
Déjame ser tu abrigo, tú más fiel confidente, tu amiga, tu amante y tu compañera.
Deja que te abrace con el fuego apasionado que consume la leña en la hoguera,
Soy tu creación, soy tu vida,
Soy tu letra, soy tu poema.
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